“Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: 'No vayas a lastimarte', y también: 'Cuidado con los escalones'.”
“Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.”
“Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.”
“Se sabe que las bicicletas han tratado por todos los medios de remediar su triste condición social. Pero en absolutamente todos los países de la tierra 'está prohibido entrar con bicicletas'. Algunos agregan: 'y perros', lo cual duplica en las bicicletas y en los canes su complejo de inferioridad.”
“Y los gestos del amor, ese dulce museo, esa galería de figuras de humo. Consuélese tu vanidad: la mano de Antonio buscó lo que busca tu mano, y ni aquélla ni la tuya buscaban nada que ya no hubiera sido encontrado desde la eternidad. Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.”
“Un cronopio va a abrir la puerta de la calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de llave encuentra fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo está algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para qué. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a ser que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.”
“Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano.”
“Al llegar al corazón el tiempo no puede ya medirse, y en la infinita rosa violeta del centro el cronopio encuentra un gran contento...”
“Cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido... un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días... la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.”
“El lunes una parte de la familia se fue a sus respectivos empleos y ocupaciones, ya que de algo hay que morir,”
“Posar el tigre tiene algo de total encuentro, de alineación frente a un absoluto; el equilibrio depende de tan poco y lo pagamos a un precio tan alto, que los breves instantes que siguen al posado y que deciden de su perfección nos arrebatan como de nosotros mismos, arrasan con la tigredad y la humanidad en un solo movimiento inmóvil que es vértigo, pausa y arribo.”
“Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.”
“Nos parece que no se puede atribuir un apodo cualquiera a alguien que deberá absorberlo y sufrirlo como un atributo durante toda su vida.”
“Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.”
“Go ahead, deny up and down that the delicate act of turning the doorknob, that act which may transform everything, is done with the indifferent vigor of a daily reflex. See you later, sweetheart. Have a good day.
Tighten your fingers around a teaspoon, feel its metal pulse, its mistrustful warning. How it hurts to refuse a spoon, to say no to a door, to deny everything that habit has licked to a suitable smoothness. How much simpler to accept the easy request of the spoon, to use it, to stir the coffee.”
“Kada otvorim vrata i pojavim se na stepeništu, znaću da dole počinje ulica. Ali ne kalup, unapred prihvaćen, niti dobro poznate kuće, ni onaj hotel preko puta, nego ulica, gaj pun života, gde svaki trenutak može pasti na mene u obliku cveta magnolije, i gde će se lica rađati pod mojim pogledom, kada učinim sledeći korak, kada laktovima i trepavicama i noktima razbijem masu staklene cigle, i reskiram svoj život da bih korak po korak otišao i skupio novine na uglu.”
“Cuando los zapatos aprietan, buena señal. Algo cambia ahí, algo que nos muestra, que sordamente nos pone, nos plantea. Por eso los monstruos son tan populares y los diarios se extasían con los terneros bicéfalos. ¡Qué oportunidades, qué esbozo de un gran salto hacia lo otro!”
“Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina.”
“Pero no hay que deducir de esto que nos va mal o que somos melancólicos.”
“Inventaron un cristal que dejaba pasar las moscas. La mosca venía, empujaba un poco con la cabeza y, pop, ya estaba del otro lado. Alegría enormísima de la mosca.”
“y será un jueves de un mes impar de un año bisiesto.”
“Lo verdaderamente nuevo da miedo o maravilla.”
“Esta danza recibe el nombre de «Alegría de los famas».”
“Quien más quien menos, mis cuatro primos carnales se dedican a la filosofía. Leen libros, discuten entre ellos y son admirados a distancia por el resto de la familia,”
“A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.”
“Se sabe que las bicicletas han tratado por todos los medios de remediar su triste condición social. Pero en absolutamente todos los países de la tierra está prohibido entrar con bicicletas.”
“Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas.”
“Cuando de mañana se lavan la cara, les acaricio las mejillas, les lamo la nariz y me voy, vagamente seguro de haber hecho bien.”
“Yo tengo un reloj con menos vida, con menos casa y menos acostarme, yo soy un cronopio desdichado y húmedo».”
“No two people can see the world in the same way. No matter what you’re looking at, no one is seeing it the same way you are.”
“I didn't mean to send love letters, but that is what they became. On their way to you, my words turned into heartbeats on the page.”
“Today the man looked a bit . . . chewed. No, humans wouldn’t say “chewed.” Frazzled. Was that the human equivalent?”
“In our time... a man whose enemies are faceless bureaucrats almost never wins. It is our equivalent to the anger of the gods in ancient times. But those gods you must understand were far more imaginative than our tiny bureaucrats. They spoke from mountaintops not from tiny airless offices. They rode clouds. They were possessed of passion. They had voices and names. Six thousand years of civilization have brought us to this.”
“She told him television was a bad influence. Probably she was right. Like those white birds he's been seeing outside the window, it flashes its wings and promises whatever you want, even before you knew you wanted it.”
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